Bueno, bueno... es cierto que no se puede ir por la vida pensando en lo mal que nos va todo, en lo inútiles que somos o lo incapaces de conseguir aquello que deseamos. Yo misma, me he dado cuenta de que si tengo una actitud positiva y alegre me salen mejor las cosas. O ¿es que salen como siempre pero yo las interpreto como buenas porque las veo desde un prisma positivo? ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? je, je.
Estar alegres e ilusionados, ciertamente nos hace encarar cada mañana en buena forma física y mental. Sabemos que estar enamorados mejora los días en sí mismos, haciendo que valga la pena vivirlos. El objetivo, pues, sería encontrar un amor, o algo que lo sustituya y que obre igual en nuestro cuerpo y mente. Pero eso implica que ponemos nuestra ilusión en un agente externo y ello conllevaría la tristeza y amargura inmediata cuando este desaparece. Por lo tanto, tampoco es una solución duradera. Volvemos entonces a nosotros mismos. Hay que buscar dentro. Pero, ¿y si no vemos nada en nuestro interior por el momento? o ¿Y si hemos perdido la esperanza de encontrarlo?
¿Nos ayudarán los mantras positivos, que repetiremos cada mañana?
“Yo despierto al genio que habita en mí reciclando mi vida y mi entorno”.
“Yo tengo fuerza, voluntad y vitalidad”
Y si asumimos el reto: “Yo soy la causa de mis efectos, asumo la responsabilidad de lo que me pasa y el reto de mejorarlo”.
¿Qué os parece si lo intentamos? ¿Qué pensáis?
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