¿Qué es una buena vida?


Muchas personas piensan, equivocadamente, que para tener una buena vida les tienen que pasar cosas buenas y si, por el contrario, les pasan cosas malas, se frustran y entristecen, pensando que ya no estarán bien hasta que aquello “malo” que les haya ocurrido se solucione.

La felicidad de estas personas está a merced de los acontecimientos, puesto que se sentirán felices cuando las cosas les vayan bien y desgraciados cuando les vayan mal. Podemos pensar en esto como una verdad absoluta, dogmática y resignarnos a que nuestro bienestar dependa de sucesos externos o podemos cuestionarnos esta creencia, rebelarnos y ver qué podemos hacer al respecto. Tú tienes el poder sobre tu mente, no sobre los acontecimientos. Date cuenta de esto y encontrarás tu fuerza” pensaba Marco Aurelio.

Entre el hecho externo y la emoción interna hay una creencia. Es esta creencia o interpretación, lo que asigna un valor: bueno o malo. Cambiando nuestra percepción, cambiaremos nuestra emoción.

En mis clases de Filosofía, se aprenden nuevas formas de afrontar las circunstancias de nuestra vida. Independientemente de nuestra situación, podremos pensar con sabiduría, actuar con coraje y justicia y demostrar disciplina. La buena vida tiene que ver más con acciones que con sensaciones.

Cada día tenemos una elección: disfrutar este momento y aprovechar lo bueno o lamentarnos porque no incluye todo lo que queremos. “El destino guía a quien lo acepta y arrastra a quien lo rechaza”, decía Séneca. Es posible tolerar la eventual incomodidad del presente para lograr objetivos de valor en el futuro. Puedes soportar con Estoicismo (con mayúscula) y entrenar tu mente para que se adapte a las distintas situaciones de tu vida con calma y ecuanimidad.

Vivir sin filosofía es vivir sin dirección. Sin una brújula interna que guie nuestra vida, seguiremos el camino de la masa sumisa. Absorberemos sin cuestionarnos los valores y aspiraciones de la sociedad y moriremos sin haber vivido en realidad. No deberíamos tener miedo a la muerte, sino a no empezar nunca a vivir”, Marco Aurelio.

La vida siempre es más sencilla con claridad, determinación y disciplina. La calidad de nuestra vida depende de la calidad de nuestros pensamientos. Lamentarnos por lo que ha ocurrido no nos lleva a nada, y con frecuencia nos ciega de lo más importante: actuar racionalmente en el presente. Acepta tu realidad y céntrate en todo lo que puedes controlar. En vez de intentar cambiar el mundo, pon el foco en cambiarte a ti mismo.

(Publicado en la Revista Amics divers del CPFPA)

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