Una leyenda Sioux

Próximamente, será el 14 de febrero. De nuevo, otra oportunidad para muchas parejas de celebrar su amor. Para que podáis reflexionar sobre el tipo de amor más bello, el que más os permite crecer, el que os da alas, os dejo esta leyenda tan bonita.

Sobre el  amor, el individuo y la pareja 

Cuenta una vieja leyenda que una joven pareja de indios Sioux acudió una mañana a visitar al chamán de su poblado. Vivían cerca de  Paha Sapa, las actuales Colinas negras, consideradas sagradas para este pueblo. El joven era un valiente guerrero, y en su corazón habitaba la honorabilidad y la nobleza por igual. En Nube alta, la muchacha de ojos rasgados y cabellera abundante, también brillaba la decisión y ante todo, ese amor profundo por el que iba a ser su esposo.
La razón por la que se habían decidido a visitar el chamán era muy importante para ellos: tenían miedo, temían que su compromiso, que ese amor devoto y firme que ahora se profesaban se rompiera de alguna forma. Temían incluso fallecer y no poder encontrarse en el más allá. Deseaban que el anciano brujo les diera un remedio, un sortilegio o un conjuro para que su amor fuera eterno.
El viejo chamán los miró unos instantes a ambos con su rostro aguileño y cuajado de años. Se fumó unas cuantas pipas, arrugó el ceño, se aclaró la voz para después, coger la mano de la muchacha:
 -Si deseas conservar a tu lado a tu amado durante largo tiempo deberás emprender un viaje. No va a ser fácil, te lo advierto. Subirás a esa colina que ves allá al fondo y cazarás con tus propias manos a un halcón, el más fuerte, el más hermoso. Después, deberás traerlo aquí  vivo el tercer día después a la Luna llena.
A continuación, el chamán se volvió hacia el joven guerrero.
-En cuanto a ti, debes saber que tu tarea va a ser igual de compleja y sacrificada. Tienes que subir la montaña más alta de nuestro poblado y cazar un águilaLa más bella, la más vigorosa, la más salvaje. Deberás traerla aquí el mismo día que tu amada.



La joven muchacha sioux y su amado cumplieron con el reto propuesto por el anciano chamán. Ella llevaba en una bolsa de piel a un halcón. El joven guerrero, portaba a su águila. La más hermosa, la más fuerte. Cuando llegaron hasta el viejo brujo, ambos preguntaron cuál iba a ser el siguiente paso: ¿Sacrificar a las aves y bañarnos con su sangre, quizá?-preguntaron
– Ahora debéis hacer lo que os digo: coged a las aves y atadlas con una tira de cuero por las patas. De manera que una quede atada a la otra y viceversa. Después, deberéis soltarlas para que vuelen libres.
Cuando ambos cumplieron con lo ordenado, se quedaron atónitos y sin palabras al ver el resultado. Cuando las dos aves intentaron alzar el vuelo, lo único que consiguieron fue caer una y otra vez. Frustradas y llenas de ira, empezaron a picotearse la una a la otra.

El viejo chamán fue hasta ellas y las soltó. Este es el conjuro que voy a daros: aprended de lo que acabáis de ver. Si os atáis el uno al otro, aunque sea con amor, lo único que vais a conseguir es arrastraros, lastimaros y ser infelices. Si deseáis que vuestro amor perdure: volad juntos bien alto pero jamás atados

Porque el verdadero amor une pero no encadena.

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