Usa tu fuerza mental para modelar tu vida

Cada persona, tiene su propio mundo mental, su propio modo de pensar, sus propias formas de entender las cosas y su propia forma de actuar.

El pensamiento es una fuerza sutil. Dicen que todo pensamiento es una vibración  que no perece jamás. Continúa vibrando en cada partícula del universo. Si los pensamientos son nobles, activan las vibraciones de todas las mentes  en sintonía de simpatía,  e inconscientemente todas las personas que son como tú, captan el pensamiento que has proyectado y, de acuerdo con la capacidad de cada uno, emiten pensamientos similares. 

Todo impulso de la mente, todo pensamiento, es transmitido a las células. Estas, se ven extraordinariamente influenciadas por los estados mentales. Si hay confusión, depresión y otros pensamientos  o emociones negativas en la mente, éstas se trasmiten telegráficamente a través de los nervios a todas las células del cuerpo. En cambio, el pensamiento constructivo transforma y  renueva. 
El pensamiento es una fuerza enorme. Mueve, crea... controla la vida, modela el carácter y conforma el destino. Por ello, es preciso conocer la técnica adecuada para manejarlo. Es muy importante sujetar cuidadosamente los pensamientos cuando todavía están en germen. Solo de ese modo, uno puede ser realmente feliz. La mente juega y emplea trucos. Hay que conocer su naturaleza, formas y hábitos. Solo así puede ser controlada fácilmente.

Por ejemplo, cuando se mantiene constantemente un pensamiento, se forma en la mente una especie de canal natural por el que corre automáticamente la fuerza mental. Cada pensamiento es un eslabón en la cadena interminable de causas y efectos. En esta cadena, acompañan al pensamiento dos eslabones importantes más: el deseo y la acción. Un deseo estimula un pensamiento; el pensamiento se manifiesta  en la acción. Este acto, constituye la trama del destino. ¿Cómo? pues, según Sivananda,  siembra una acción y cosecharás un hábito. Cultiva un hábito y obtendrás un carácter. Cultiva un carácter y cosecharás tu propio destino.

Si proseguimos en este razonamiento, podemos decir que las personas, somos, en gran parte, dueñas de nuestro propio destino. Nosotros mismos, usando el poder de nuestros pensamientos, podemos cambiar nuestro destino.

Si quieres ser más feliz y tomar las riendas de tu vida, organiza y dirige tus pensamientos. Un pensamiento negativo puede arruinarnos el día en un milisegundo. ¿Qué piensas hacer? ¿dejarle adueñarse de ti o cambiarlo inmediatamente por otro que te permita ver otras posibilidades?  Los pensamientos de contento, alegría y valor curan y alivian. En lugar de irritar, aumentan inmensamente la eficacia y multiplican tu fuerza mental. Sonríe.

Recuerda que los pensamientos son tu propiedad particular y puedes regularlos o adaptarlos a tus preferencias, reconociendo tu capacidad para hacerlo. Está totalmente en tu mano decidir el tipo de pensamiento que mantienes y el tipo de influencia que atraes.

Para ayudarte a focalizar la mente, te propongo que cultives la atención, así tendrás buena concentración. Una mente serena es la más adecuada para la concentración. Mantén tu mente serena. Se siempre alegre. Practica técnicas de relajación y meditación. Visualiza tu fortaleza interna y recuerda que tu voluntad es poderosa e implacable. Observa tus pensamientos cuidadosamente y mantenlos a raya si intentan boicotear tu intención. Si no puedes permanecer con pensamiento positivo ante una situación determinada, al menos se neutral. Mantén la atención en tu centro. Ello te dará serenidad. Se cuidadoso en la selección de compañías. Recuerda que los pensamientos se difunden con rapidez y no querrás estar contagiado de malas vibraciones.

Por si aun no estás convencido,  se dice que el último pensamiento de una persona gobierna su destino futuro y determina su próximo nacimiento. El pensamiento más prominente en nuestra vida, suele ser el que ocupa la mente en el momento de la muerte.  En lo que uno piensa, en eso se convierte.




No sé si será cierto que vivimos muchas y diferentes vidas, pero yo, por si acaso, voy a cuidar muy bien mi mente y  albergaré pensamientos de paz, alegría y bienestar. Solo permitiré que afloren los más fuertes y nobles. No me identificaré con los pensamientos que provoquen incongruencia con ellos y adoptaré con ellos una actitud de indiferencia, así morirán por sí mismos uno tras otro.




Fuente: Dr. Swami Sivananda. El pensamiento y su poder.





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